Parque arqueológico natural de la Península del Sinis

Una unión perfecta entre historia y naturaleza

Este lugar ha ofrecido siempre sus recursos a las gentes que aquí viven, a lo largo de milenios. Las grandes y fértiles llanuras han sido favorables para la agricultura y la ganadería. Centro de este territorio es una gran albufera rica en pescado, en cuya orilla se encara el pueblo de Cabras, conocido por la prestigiosa botarga producida con huevas de mújol. El lugar ofrece la disponibilidad de hierbas palustres utilizadas para la fabricación de barracas, barcos y cestería. Amplias salinas garantizan la producción del preciado “oro blanco”, y el cercano cerro del Montiferru ha sido desde siempre una fuente para la extracción de los metales.

Durante el verano las atracciones balnearias se unen a la historia y a la cultura, haciendo del Sinis la destinación elegida cada año para miles de turistas, que se dejan cautivar de los miles matices de azul del mar, del perfume de la vegetación mediterránea y del contraste entre el blancor de la arena y las rocas de basalto en la playa.

Uno escriño de emociones

Nuestro viaje en el tiempo y en el espacio comienza en las salas del Museo Cívico de Cabras. La exposición nos cuenta la historia milenaria del parque arqueológico natural del Sinis.

El recorrido cronológico guía el visitante a la descubierta del pasado, empezando con los sitios neolíticos, y acompañándolo luego al período nurágico que tiene su culminación en la exposición de los Gigantes de Mont’e Prama. Se pasa después a los restos procedentes de la ciudad de Tharros, para terminar con el valioso cargamento de plomo recuperado del naufragio de un navío romano, hundido cerca de la isla de Mal di Ventre.

La antigua ciudad besada por el mar

En la extremidad de la Península del Sinis, dentro del Golfo de Oristano, surge la antigua ciudad de Tharros. Fundada por los cartagineses en el siglo VII a.C., se convirtió en poco tiempo en uno de los centros más importantes del Mediterráneo. Siglos antes, la misma ubicación había sido el lugar elegido por las comunidades nurágicas, debido a los recursos naturales y la presencia de un puerto natural bien abrigado del Mistral, el viento preponderante en esta costa: era el lugar ideal para favorecer los contactos comerciales y culturales con otras poblaciones. Los visitantes de la ciudad pueden disfrutar de la emocionante experiencia de un viaje al pasado, paseando entre las ruinas del poblado nurágico de Su Murru Mannu, pisando las calles de arenisca y basalto que cruzan los barrios púnico-romanos, deteniéndose a admirar lo que queda de las casas, de los espacios para las actividades artesanales, de las termas y de los templos. Son todos elementos que en esos tiempos se juntaban para formar un centro vivo y dinámico, situado a unos pasos del mar y rodeado de un panorama espectacular. Los ricos ajuares procedentes de sus necrópolis, conocidos como los Oros de Tharros, que han contribuido a dar renombre a la ciudad, están en exposición en algunos de los museos más prestigiosos del mundo.

Historia de una descubierta Gigante

Como muchas grandes descubiertas esta también aconteció por casualidad: era el mes de marzo de 1974, y un labrador con su arado desenterró algunas piedras esculpidas.

Fue en aquellos años cuando comenzaron las excavaciones arqueológicas que aún continúan, y que están contribuyendo a ampliar nuestro conocimiento sobre la civilización nurágica. Lo que caracteriza Mont’e Prama es una necrópolis con sepulturas individuales en pequeños pozos; la necrópolis, cuya fase más significativa se sitúa en los siglos IX-VIII a.C., no se puede comparar de momento con ningún otro sitio.

Es una fase en la cual los nurágicos del Sinis manifiestan la voluntad de exaltar su posición social a través de la realización del gran conjunto escultórico conocido hoy en día como los Gigantes de Mont’e Prama.

Se trata de estatuas que representan arqueros, boxeadores y guerreros, acompañadas por esculturas de betilos y maquetas de nuraghe. Estas últimas son representaciones simbólicas de las torres nurágicas construidas durante la Edad del Bronce por los antepasados, motivo de orgullo para la civilización nurágica aún en esos momentos en que ya no se edifican otras.

Las estatuas de Gigantes son el ejemplo más antiguo de figuras humanas monumentales con respecto al Mediterráneo occidental, y nos ofrecen una visión de los personajes de la Cerdeña de hace tres mil años.

Un espacio suspendido en el tiempo

En el interior de la Península del Sinis está un pueblecito envuelto en el silencio. Es el pueblo de San Salvatore. Deshabitado durante la mayor parte del año, cobra vida entre finales de agosto y comienzos de septiembre, cuando se convierte en lugar de celebraciones religiosas. Durante este período los fieles participan diariamente a una Vía Crucis en sardo, declamada mientras se recorren las callecitas del pueblo.

Protagonista del pequeño centro es la iglesia dedicada al Salvador; construida a finales del siglo XVIII, esconde bajo su suelo un hipogeo, una sugestiva estructura subterránea construida en el siglo IV d.C.

Los pasillos y aposentos están dispuestos alrededor de un pozo cuyas aguas se han considerado sagradas desde siempre, y las paredes decoradas con dibujos al carboncillo nos cuentan el pasaje de las gentes durante los siglos. Entre las figuras datadas del período romano son particularmente fascinantes las que nos enseñan el matrimonio entre Mars y Venus y la lucha entre Hércules y el león Nemeo. Abundan además inscripciones en latín, griego e incluso árabe, y representaciones de embarcaciones, fechadas entre el siglo IV y el XVI.

Cómo llegar

El autobús lanzadera Mont’e Prama Linkk permite llegar a nuestros sitios arqueológicos desde la estación de trenes de Oristano o desde las 5 paradas situadas en el interior de la ciudad.

El autobús tiene parada en el museo Cabras, Mont’e Prama, San Salvatore di Sinis y Tharros.

El billete cuesta solo 3 euros (o 5 euros para el viaje de ida y vuelta) y se puede comprar directamente en el autobús.

Aquí puedes encontrar los horarios y paradas de Mont’e Prama Link para descargar